Estaba mirando fotos tuyas, "recientes" dentro de a lo que se le puede llamar así, y siento que estuve dormida desde el 1 de julio y que me acabo de despertar, porque me quedé mirando el monitor como por 10 minutos seguidos sin sacarle la vista a tu sonrisa, y a tus hermosos ojos verdes. A tu pelo finito y canoso, siempre tan prolijo. A tus dedos enormes, esos que para agarrar necesitabas dos manos enteras. A tu enorme cuerpo, con el que dabas esos abrazos tan tranquilizantes, sin duda los mejores abrazos del mundo que nadie nunca va a poder igualas jamás... Y ahora, yéndome para lo 'no-visual', comienzo a acordarme de tu voz, diciéndome "Lauri, querés unas galletitas preparadas por el abuelito Emilio?", o diciéndome todas esas palabras raras que usabas vos, como mishígene.
También me acuerdo de cuando jugábamos a la escoba del 15, al chin chón, y que siempre quisiste enseñarme a jugar al truco. Me acuerdo de cuando jugábamos al tejo en la playa, de verte llegar a casa con tu boina marrón y con tu campera gris, de cuando me hacías "ico caballito", de cuando yo era muy chiquita y jugábamos a las escondidas, de cuando dormíamos juntos cuando iba a tu casa, de cuando me llevabas de vacaciones, de cuando me comprabas rocklets y figuritas de Bob Esponja.

En simples palabras me acordé de lo que es un abuelito. De lo que fue, es y va a ser siempre MI abuelito Emilio. La mejor persona de todo el mundo, a la que extraño por sobretodas las cosas y más que a nadie.
Quiero dormirme de por vida, porque se dice que en los sueños uno recobra los sentidos, y así podría volver a abrazarte, podría volver a agarrarte de la mano como en la foto. Podría pedirte que me enseñes a jugar al truco, que me hagas unas bombitas de crema, unas galletitas, un pollo a la parrilla, una torta. Podría pedirte que bailes conmigo el vals en mi fiesta de 15, podría pedirte que vengas a prender la vela conmigo, podría contarte de mis notas y de cómo van las cosas con el centro de estudiantes en el Pelle, que a vos te gustaba que te cuente.
Podría tenerte una vez más, al menos una para poder volver a sentirme feliz como antes, para poder tener una felicidad continua sin que nada me la corte, para que me hagas bailar tango y te juro que esta vez no me avergonzaría.
Cualquier cosa por volverte a tener acá conmigo.
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